Sobre inseguridad, infidelidad y otras cosas más.

A veces es tan difícil entender que nos quieren por lo que somos y no por lo que pretendemos ser.

Hoy día me paro, miro para atrás y me doy cuenta del grave error que cometí cada vez que estuve con un hombre.

¿Por qué nos empeñamos en tratar de ser quien no somos?

La inseguridad y baja autoestima son piezas claves para entender esto. Algo de lo cual no me había dado real cuenta pues cuando te juntas con tus amigas siempre están de acuerdo en que son todas regias, estupendas, dueñas del mundo, etc., etc. y etc. Pero en la práctica, cuando de mantener al macho al lado se trata, muchas cometen tantos errores que al final terminan perdiendo y por paliza.

Nos cuesta entender que si un hombre se fija en nosotras lo hace por nuestro carisma, porque nos encontraron lindas e interesantes. Ojo con esto, no basta sólo con ser linda, también hay que ser interesante, de lo contrario no atraerás muchas miradas reales.

Pero todas somos interesantes, no necesitamos dominar todos los temas para serlo. A veces una linda tontita puede ser tan interesante como una doctorada en física cuántica. La inteligencia de la tontita hace que sus cualidades salgan a la luz y así atrae las miradas masculinas.

Cuando ya tenemos al hombre que queremos al lado, lo hemos conquistado, ahí es cuando comenzamos a cometer errores. Nos habla mucho de una compañera de trabajo, comenzamos a indagar sobre ella, como se viste, qué le gusta y de qué hablan e inmediatamente comenzamos a tratar de “parecernos” a ella. ¡Qué error más grande! ¡Él nos quiere de verdad, se enamoró de nuestras cualidades, no quiere que seamos otra! Si entendemos eso, esa relación no pasará de ser la amistad con una compañerita del trabajo.

Nuestra inseguridad es el principal enemigo dentro de una relación. Es lo que hace que un hombre salga corriendo a buscarse a otra. Porque no hay quien aguante una vida a una mujer que se pone odiosa preguntando quién llamó, a dónde va, con quién habló.

Qué decir de las que se conforman con ser la “oficial” y creen que la “otra” sólo está para llenar el vacío en el apetito sexual de su macho. Se olvida que el sexo es fundamental en la buena comunicación entre dos personas.

Porque es en esa intimidad cuando se conoce en verdad a la otra persona, cuando se intercambian ideas para hacer la próxima sesión más entretenida. Es en ese descubrir qué te gusta y qué me gusta en la intimidad cuando más se conectan las almas.

Hay mujeres que por no estar solas, recurren al perdón de sus machos. Le perdonan una y otra vez cada infidelidad, pero en cuanto pueden la sacan en cara. Eso no se hace: o perdonas de verdad o agarras sus cosas y lo sacas a patadas se tu vida. Las segundas oportunidades se transforman en terceras, cuartas, quintas, etc., en un sinfín de oportunidades que no llevan a nada. En el caso que existan hijos, estas constantes peleas, idas y venidas, sólo hacen que los hijos sufran.

Esto último lo digo como hija. Mis padres siempre han peleado y siempre pensé que lo mejor para ellos era separarse y así podrían vivir en paz y de pasada dejar a sus hijos que vivieran felices.

Puede sonar muy cruel lo que acabo de decir, pero entiendan, lo digo como hija, no como mujer. Porque frente a la inseguridad de estar sola, muchas mujeres se quedan eternas pero, créanme, no es lo mejor.

Las mujeres manipulan con sus hijos a sus maridos. Eso es lo más feo que he visto. Soy mujer pero en verdad no soporto a las que hacen de esta práctica un estilo de vida para asegurarse casa, comida, status social… ¿Para qué? Los niños crecen y se dan cuenta de la verdad.

Me costó entender que me quieren por lo que soy. Traté de competir con otra hasta que un día me di cuenta que se fijaron en mi por lo que tengo en mi cabeza primero, pasaron por alto todo mi físico, luego, y no sé cuándo, se dieron cuenta que no soy una modelo sino una mujer común y corriente, aun así me quisieron igual.

Ese día me propuse no mirar más a la otra sino que seguir siendo quien soy. Con todos mis defectos y virtudes, con todo lo adorable que puedo ser cuando quiero y todo lo odiable cuando la situación lo amerita.