Cuando soy buena

“Cuando soy buena, soy buena; pero cuando soy mala, soy mucho mejor” Marlene Dietrich

Las mujeres hemos evolucionado mucho en los últimos dos siglos. Antiguamente se tenía la percepción que la mujer era un ser débil que sólo servía para estar en casa tejiendo calceta y teniendo hijos. En algún punto oculto de nuestra historia esto cambió.

¿Habrá sido la extremada violencia en contra de la mujer que nos hizo reaccionar y empoderarnos de nuestro rol? No lo tengo claro pero hoy las mujeres hacemos lo que queremos y cuando queremos.

En general está bien, pero todos los extremos son malos. Esas mujeres que flamean a cada paso la bandera de la independencia femenina, el girl power o como le quieran llamar, son las mismas que en las noches apoyan su cabeza en la almohada y lloran en silencio por tener un hombre al lado.

Pues claro, defiendo la dependencia del hombre en forma moderada pues nadie me saca de la cabeza que el machismo del hombre es el que nos hace a las mujeres ser eso: más mujeres.

Me aburre la pará chora de algunas que consideran que ellas deben pagar las cuentas, abrir la puerta del auto y caminar a la par en todo rango de cosa. ¿No les gusta que las regaloneen? Nada mejor que te inviten a cenar, que te atiendan como reina y te lleven hasta la puerta de tu casa.

Pero ¡cuidado! Ya lo dije: todo extremo es malo. Cuando un hombre insiste mucho en todo esto, también lo echa a perder porque las mujeres no somos más que parientes directos de los gatos: vemos una presa, nos gusta, nos entretiene y en cuanto nos aburre lo tiramos para un lado.

Claro que eso no quiere decir que lo hayamos desechado, simplemente lo dejamos tirado por un rato, mientras nos entretenemos con otro “juguete” cualquier día volvemos a tomarlo, lo levantamos, lo tiramos contra la pared y ahí vemos si reacciona o no. Si reacciona, nos entretendremos con él un tiempo más y si no, ahí sí que viene la muerte final.

El machismo bien compensado con el feminismo es algo tan perfecto como el ying y el yang. El universo completo está basado en eso, en el balance perfecto de las fuerzas de la naturaleza.

¿Me pueden explicar por qué desde la revolución hippie que las mujeres luchan contra la corriente asumiendo que sólo ellas tienen el poder?

El poder es compartido, debe serlo para que el balance en nuestro universo se mantenga.

Dejen de quemar sostenes e insistir que solas pueden hacerlo todo, déjense querer por un hombre y compartan este poder con ellos. Dejen de ser siempre malas y de vez en cuando sean buenas también.

Si quieren jugar, háganlo pero con cuidado, ya que nunca se sabe cuando te pueden devolver la mano.

Sexo, Mentiras… y Twitter

“Cualquier semejanza con la vida real es mera coincidencia”

Hoy en día es muy común que parejas y amigos con ventaja hagan sexting. Las redes sociales están llenas de estas imágenes que se van filtrando y van provocando distintas reacciones.

Como toda mujer (creo) he compartido con más de alguien fotos subidas de tono, y bastante subidas de tono. Con algunas de mis parejas esta práctica ha sido común, igual como el sexo telefónico. Cuando las partes están lejos, realizar una videoconferencia que se vuelva cachonda y terminen ambos en pelota frente a la cámara, creo que es común y no tiene nada de malo. Puede incluso fortalecer el vínculo.

Distinto es cuando esas fotos y videos “prohibidos” se filtran porque alguien se quiere vengar de otra persona. O cuando tú misma los subes y después te haces la víctima, diciendo que recurrirás a la justicia para reparar el daño.

¿Qué haces? ¿Dónde te metes? ¿Cuál es la mejor reacción?

Desde mi humilde punto de vista, si los videos y fotos los has subido tu misma, agacha el moño, hazte la loca, cambia el tema y sigue adelante. Si tu vergüenza es más grande de lo que puedes soportar, cambia la cuenta, ciérrala, comienza de cero.

Si el caso fue que se filtró un video o foto que le enviaste a alguien y que lo subió sin tu autorización, creo que lo peor que puedes hacer es burlarte de ti misma. Al final es peor pues demuestras que te importa más de lo que dices y eso no es bueno. Lo mejor (creo) es cambiar la conversación, dar vuelta la página y… Comenzar de cero.

Aclaro que ambas reacciones serían las mías frente a un hecho como este. Debo añadir que ni uno de mis anteriores amantes ha filtrado alguna foto íntima mía (o con él) y tampoco he subido un video íntimo mío.

Y déjenme aclarar que mi antiguo avatar en Twitter era mi escote, jamás mostré más de lo que ven durante el verano en la playa o en la calle. Aún cuando algunos insistieron hasta el cansancio que era demasiado subido de tono. Su mente estaba subida de tono, creo que se imaginaron hasta cómo olía mi piel.

Poderosa herramienta es la imaginación.

¿Por qué enviamos estas fotos? Porque queremos agradarle al sexo opuesto, queremos que nos vean maravillosas, que se imaginen lo fantástico que puede ser reposar a nuestro lado. Es una forma de enganche que da para muchas cosas.

Porque, una vez que te sientes enganchado, haces locuras, cometes errores. El error más frecuente es mentirte a ti mismo, ver cosas donde no hay, crearte toda una relación donde sólo hay una amistad.

Hay hombres que tienen la habilidad de acercarse a ti para aconsejarte, se hacen tus amigos. No te das cuenta cuando sientes algo más por ellos y cuando ellos te ponen en tu lugar, les reclamas que te enamoraste de ellos, que les enviaste fotos tuyas, que no te pueden dejar así. Entonces comienza la mentira.

¿Qué mejor lugar que Twitter para repartir mentiras por la red?

He escuchado dos veces la misma frase sobre el mismo hombre “Me acosa” Lo malo es que conozco a ese hombre muy íntimamente (Sí, lo dije y qué) y puedo asegurar que nunca acosó a ni una de las dos. Pero era más entretenido para ellas decir que las acosó, decir que lo vieron en persona, que tuvieron sexo con él en vivo y en directo a asumir que el tipo un día se detuvo y les dijo “Oye, esto es sólo una amistad”, jamás lo vieron en persona y él jamás pensó siquiera en involucrarse con ellas.

Lamentable porque el tipo tiene mujer, tiene hijos, tiene una familia que adora por detrás. Más lamentable es que haya creído en las mentiras de estas tipas y haya echado a perder una linda amistad. Mea Culpa.

Pero sigamos. Las mentiras en Twitter llegan al punto de causarme ataques de risa. Sí, porque entre la fauna de avatares, uno siempre conoce a más de uno en persona o conoce a alguien que sabe de su vida pasión y muerte. Entonces leer que “Estoy concentrado en un nuevo proyecto” cuando sabes que está tirado en la casa sin hacer nada, te causa hilaridad. Para qué decir los que hablan como ingenieros y son vendedores.  O los que dicen hacer clases de algo que esté de moda, cuando apenas tuvieron un semestre de la U ese ramo.

Peor aquellos que suben fotos de hace 20 años. O que se retocan hasta el cansancio para verse más jóvenes y cool. Ahora, si lo mezclas todo, te darás cuenta que existe un porcentaje altísimo de personas así en Twitter.

¿Y las peleas? Ahí todos sacan los trapos al sol a todos. Se sabe quién se acostó con quien, quién le quitó el mino a quien y, por la forma de expresarse, se sabe de inmediato de qué parte vienen. Porque, déjenme decirles, soy chucheta, buena pa’l garabato bien dicho, pero he leído cosas que me han hecho sonrojar.

Y me quedé pensando en la vida real ¿Acaso no pasa lo mismo? Miro a mis vecinos y me doy cuenta que son iguales. Se pasan la vida fingiendo lo que no son. Compran autos a crédito y dejan incluso de comer por pagar. O peor, no pagan. Se dan grandes viajes para luego decir “Fíjate que la gorda y yo nos dimos unas vueltecitas por el Caribe” ¿Y a quién le importa? ¿Por qué, mejor, reconocer que eres un ejecutivo medio que puede pagar un viaje con tarjeta de crédito y que lo pediste en 24 cuotas porque en 12 te iba a topar mucho con la cuota del auto.

En fin, el sexo, las mentiras y Twitter van tan de la mano como en la vida real. ¡A cuidarse de lo que decimos o hacemos! No vaya a ser cosa que después nos amenacen con una demanda por haber dicho algo sobre alguien a quien no conocemos.

Un Buen Funeral

Esta será de esas columnas que pocos leerán. O más bien, que a pocos les gustará leer.

El otro día iba por la calle cuando pasó un funeral. Mi papá, con ese humor ácido que heredé, me dice “Oh! Un funeral bueno! Mira la cantidad de autos!” Y nos largamos a reír como siempre lo hacemos cuando hablamos de esas cosas.

Pero, como muchas otras veces, me quedé pensando en qué pasará el día que me muera. ¿Cómo irá a ser mi funeral? ¿Cuántas personas asistirán? ¿Qué he hecho de importante en esta vida como para que mi funeral sea bueno?

Hoy día tengo muchos amigos y conocidos. Pero esa gente irá desapareciendo, se irá alejando y un día me despertaré y quedarán muy pocos a mi alrededor.

¿Terminaré yéndome sola al cementerio?

Claro, porque no tengo hijos, no tengo marido, no tengo a nadie cercano más que mis dos hermanas y sólo la mayor tiene hijos. La menor no tendrá así que, literalmente, mi estirpe se muere conmigo.

Me siento como Aureliano Babilonia cuando ve a su hijo Aureliano siendo comido por las hormigas.

Mi futuro no se ve como el de las personas normales, una vez acompañada por seres queridos no es lo que me espera. Entonces pensé en un emprendimiento.

¿Qué tal si hacemos una empresa que acompañe a la gente vieja y sola? Porque no todos los viejos terminan en un Asilo para Ancianos. Hay muchos que viven hasta sus últimos días en lucidez total y en completo  control de sus actos. Son completamente autovalentes hasta que un día amanecen muertos de un ataque al corazón o de muerte natural.

¿Sabían que la muerte natural no existe? Es una forma bonita para decir que el cuerpo no resistió más y se rindió a esta vida.

Bueno, alguna vez leí que este tipo de empresas funcionan en países como China o Japón, donde la gente tiene una vejez muy solitaria y “arrienda” una familia por un día para no sentirse tan solo.

Lo que hace el desarrollo económico de un país: Las mujeres postergamos maternidad por trabajar hasta que un día nos damos cuenta que el reloj biológico nos dice que es demasiado tarde ya para tener hijos. Justo cuando te das cuenta que necesitas lo principal para tener uno: El padre.

Retomando, no me gustan los funerales. Odio los cementerios. No sé por qué la idea de la muerte ronda por mi cabeza.

Sólo espero que alguien me recuerde cuando pase a mejor vida.

(¿Qué es eso de pasar a mejor vida? ¿Quién dijo que estar bajo tierra es estar mejor? Pfff… se me fue a la punta del cerro la columna de hoy)

¿Por qué mi pelo?

El cambio de look está asociado a un cambio más profundo. Es normal que queramos cambiar para superar un gran dolor, una pérdida, el rompimiento de una relación, etc.

¿Cuál es la necesidad de hacerlo?

Siempre he estado conforme con mi look, sin embargo, basta con un rompimiento importante para que quiera hacer un cambio. A veces el cambio no es tan radical y sólo lo noto yo, pero en otras ocasiones meto las patas hasta el fondo y me quedo desconforme con mi nuevo look y ansío volver a tener mi antigua imagen.

Estas son cosas que nos pasan mayoritariamente a las mujeres. Lo primero que hacemos es tomar tijeras y cortarnos el pelo o agarrar tintura y cambiamos su color. El pelo es nuestra parte más vistosa, por eso comenzamos por ahí.

Me acordé de Sansón, en su pelo estaba su fuerza. Dalila lo sedujo y de esa forma lograron cortárselo y así acabar con su fuerza bruta.

El pelo para las mujeres es una de sus armas más poderosas. Largo, liso, crespo, ondulado, corto, rubio, negro. Miles de estilos para que una mujer se sienta y se vea sexy, femenina, agradable y adorable.

Entonces, ¿por qué insistimos en cambiar cuando la vida nos da la espalda? Estos cambios a veces son drásticos para bien, pero otras veces incurrimos en los errores más grandes.

En Diciembre fui a una peluquería de esas rimbombantes del barrio alto para hacerme un cambio de look que resultó fatal. No sé en qué estaba que dejé que me hicieran lo que quisieran con mi pelo. Me río sola de sólo recordar que, cuando dieron vuelta la silla y me miré en el espejo, tenía un hermoso peinado sacado de los principios de los 80’s el que me había hecho retroceder en el tiempo y aumentar como 10 años mi edad.

Esa noche me juntaba con unas amigas en un club de jazz. Me fui todo el viaje con las manos en la cabeza tratando de bajarme el increíble volumen que me habían dejado. Muy mal corte de pelo.

Lo dejé crecer y me hice algunos visos para darle un poco más de luminosidad a mi rostro. Se veía mejor.

En Abril me lo estaba secando y un gran mechón se quedó pegado en el cepillo. Al mirarlo me di cuenta que se me había quemado con el secador de pelo. No le tomé mucha importancia, pensé que había sido un descuido mío, pero me siguió pasando una y otra vez.

Hace tres semanas decidí ir a la peluquería otra vez. Tenía miedo, mucho miedo. Mi pelo había crecido hasta la mitad de la espalda y tenía un lindo color, mezcla de mi tono natural más los visos. Cuando la peluquera lo tomó, lo quedó mirando y me dijo “Tu pelo está quemado químicamente, la última vez que te hiciste los visos se les pasó la mano con el decolorante.”

Casi me largué a llorar ahí mismo. En ese mismo lugar me había hecho los visos pero me quedé callada, no dije nada. Para salvar mi pelo habían dos opciones: cortarlo muy pero muy corto o deshacerse de lo más que se pudiera y darle un cuidado mega extra especial para que siga creciendo. Aparte de cuidarlo y cortarlo, no le puedo hacer nada más.

¿Por qué tenía que intervenir mi pelo? ¿Vale la pena arremeter contra tu pelo para pasar una pena?

A lo mejor el chiste está en que terminas con la pena de la separación para reemplazarla por la pena de haber perdido tu lindo peinado.

Doy gracias que me crece rápido, pero para que vuelva a tener el largo que me gusta, deberé esperar hasta el 2015. ¡2015! Sin contar con todo lo que tendré que gastar en tratamientos especiales para que no se me siga cayendo. Sí, porque aún habiéndolo cortado, se sigue cayendo a mechones cada vez que lo seco.

Nunca más arremeto contra mi pelo cuando quiera cambiar el look para dar vuelta una página. Prefiero bajar de peso, volverme punk, emo, retro, cualquier otra cosa pero juro que nunca más me meto con mi pelo.

No sé a quién maldecir: Si a la peluquera o la razón de mi pena.

Y el Matrimonio ¿Cuándo?

Siempre hablo de lo extraño e incómodo que resulta ser soltera. Hoy me daré un festín con las solteras comprometidas pero que no llegan al Matrimonio.

En realidad ellas no difieren mucho de mí, sólo que tienen una esperanza más cerca que yo pues tienen una pareja estable. Pero ¿qué pasa con esas parejas eternas que no concretan nunca?

A mi edad he sido espectadora de varios tipos de mujeres: solteras felices, solteras infelices, solteras que se creen el cuento, solteras con parejas para pasar el rato y solteras con parejas con las que esperan concretar.

Pasados los 35 años, las mujeres que tienen una pareja con la que no han concretado nada más allá que una relación de noviazgo/pololeo tienen que tener en claro que si después de un tiempo él no les ha pedido irse a vivir juntos y menos casarse, eso jamás ocurrirá.

He visto muchos casos así y encuentro patético que la mujer no se dé cuenta que la madurez de su bien amado no le da para sentar cabeza. Al contrario, su bien amado sólo quiere mantener una relación eterna de noviazgo que le da la libertad que una relación más seria (Matrimonio o vida en convivencia) no le daría.

¿Por qué insisten una y otra vez en formalizar algo? Si después de  años él no ha formalizado nada, significa que nunca lo hará o que las probabilidades son cada vez más escasas, porque según pasan los años, él se siente más cómodo con esa relación.

¿Tener un hijo apresura esta decisión? Esa es quizás la peor decisión que una mujer pueda tomar. Un hijo JAMÁS asegurará el amor de un hombre. Él no te amará porque le diste un hijo (si es a la mala, peor) Él te amará por lo que tú eres y si antes no te pidió matrimonio o que te fueras a vivir con él, con un hijo tampoco lo conseguirás. Sólo conseguirás tener que verlo hasta el fin de tus días, sin importar en qué momento se produzca la ruptura definitiva.

Eso me hizo recordar a alguien que tenía dos hijos con la misma mujer pero no se había casado ni vivía con ella. Un día le dieron un cargo importante dentro de la empresa donde trabajaba y decidió casarse “por las apariencias”. Le dijo que se casaban pero que tenía que entender que ese matrimonio no duraría mucho. Se casó para separarse un tiempo después.

No tengan hijos para amarrar a un hombre. Si ese hombre no quiere estar contigo, irremediablemente un día volará.

Y no es que uno no sea la mujer perfecta para ese hombre, si nuestro macho recio no se ha hecho la idea de casarse, puedes ser la mujer maravilla pero él jamás te propondrá matrimonio porque simplemente no está preparado para eso.

¿Qué factores influyen en el compromiso? Estuve averiguando y según los sicólogos serían más o menos los siguientes:

AMOR

No importa cuánto te diga que te ama en esa primera fase del noviazgo, esto no significa que él esté listo para comprometerse. Indudablemente debe haber amor, pero el enamoramiento inicial se desvanece y a medida que pasa el tiempo salen a flote los defectos. No importa, si te quiere los defectos pasarán a segundo plano. Puedes darte cuenta de que te ama cuando él pone tus prioridades sobre las suyas. Las relaciones implican dar y recibir, pero el amor es más sobre dar.

ACEPTA TUS IMPERFECCIONES

No somos perfectos y no existe la ‘relación perfecta’. Por eso se necesitan madurez y tener experiencia en otras relaciones. Un hombre puede quedarse soltero el resto de su vida esperando la mujer perfecta. Si el hombre no está listo para empezar una relación, consciente o inconscientemente se enfocará en las imperfecciones, cualquiera que sean: “parece una reina de belleza pero tiene un lunar del tamaño de una uva al lado de la nariz, no lo soporto”. Así, creará una distancia y terminará por romper la relación.

CREE EN EL COMPROMISO

Aunque te diga que está comprometido contigo, sólo es posible saberlo si logra ‘aguantar’ esos aspectos negativos y periodos difíciles de la relación. Un hombre que quiere casarse estará dispuesto a asistir a terapia de pareja y a trabajar contigo para quedarse. Puedes saber que tan fiel es al compromiso cuando prometió sacar al perro a hacer pipí todas las mañanas y no flaqueó un sólo día.

QUIERE SER EL HOMBRE DE LA CASA

Aunque la percepción del hombre y de la mujer en el matrimonio no es la misma, en el fondo los hombres se preocupan por tomar ese rol. Gratch menciona que según una encuesta conducida por el National Marriage Project, un 47% de los hombres no se quieren casar hasta que no tengan casa propia y un 40% si no pueden pagar una buena boda. Por eso, puede que no te haya pedido matrimonio, no porque no te quiera, sino porque quiere poder ‘mantenerte’ como una reina.

SE CANSÓ DE JUGAR

Aunque no hay una edad específica para que los hombres quieran casarse, después de muchas relaciones superficiales sin sentido, sienten la necesidad de conectarse con alguien y ser amados. A esto se suma que todos sus amigos se estén casando y ya  no tienen con quien salir de fiesta y cacería como antes. En algún punto se cansan y ya no quieren levantarse junto a la que toca pagarle el taxi para que se vaya rápido en la mañana, sino que quieren despertarse junto con la que quieren compartir un poco más.

Darle un ultimátum no es la mejor salida. Amenazarlo con tu partida puede hacer que se encoja de hombros y decida seguir viviendo sin ti. Además debes pensar en tus propias prioridades y cuáles son las de él. Si él está estudiando, se está esforzando por ser mejor persona, ahí tienes que evaluar si sigues esperando o no. También puede ser que espere que tu lo acompañes al futbol el domingo, aún sabiendo que odias el futbol, si eso es más importante para él que tu, sale a buscar un nuevo hombre.

Como sea, si se te pasan los años y él no se decide, puede que sea tiempo que te replantees lo que realmente quieres: Una linda boda con un final infeliz o vivir tu vida feliz entendiendo que puedes serlo sin un hombre al lado.

El Limbo Emocional o la Friend Zone

Todos alguna vez hemos tenido un amigo, muy amigo, que de pronto pasa de ser nuestro amigo a ser algo más que nuestro amigo. Distintas muestras de cariño, trato preferencial, preocupación por lo que nos pasa, etc, se conjugan para que nuestro amigo cruce esa barrera y se transforme en “algo más” que un amigo.

Esa categoría de “más que amigo” no es lo mismo que “novio, pololo” o como quieran llamarlo. Entonces ¿Qué es realmente?

Es complicado decir qué es, técnicamente  tienes una relación con esa persona. Una relación sin nombre. Y como todas las cosas en esta vida, siempre hay uno que se involucra más que el otro.

¿Qué pasa cuando esta suerte de relación informal se acaba?

Te vas al limbo emocional o más conocido como Friend Zone que no es otra cosa que te devuelven a tu lugar de origen. Vuelves a ser “uno más” de sus amigos.

Se ha asociado la Friend Zone con algo que las mujeres hacen, es decir, que somos las mujeres quienes mandamos a los varones a la Friend Zone y no al revés. Sin embargo, cada vez veo más frecuente que los hombres también envían a sus “amigas con ventaja” de vuelta a la Friend Zone.

Me detengo un minuto para reflexionar en algo. Jamás he podido entender ese afán que tienen los hombres de tener una “amiga con ventaja” ¿Será que los hombres son tan fríos que no entienden que un amigo con ventaja tiene sentimiento involucrados? ¿Por qué creen que las mujeres somos simples perras, zorras, wuarras sin sentimientos?

La imagen de mujer “come hombre” tan difundida en una época por Hollywood no le sienta bien a la mayoría. Son solo unas pocas las que pueden ostentar el cetro y, créanme, siempre hay alguien que las hace caer al otro extremo.

¿Será que no voy a entender nunca el sexo sin amor? Y crean que lo he intentado pero no, no es lo mismo.

En fin, a todos en algún minuto nos han enviado a la Friend Zone con palabras dulces “seguimos siendo amigos” “puedes contar conmigo” “eres mi mejor amiga” “jamás me olvidaré de ti”

Me han enviado muchas veces a la Friend Zone y ni una de ellas ha sido fácil. Pero después de un tiempo se te olvida, retomas tu rutina como si aquí nada hubiese pasado. Hasta que un día ese “amigo” decide sacarte del limbo y llevarte a su lado otra vez.

¿Qué pasa en estos casos? ¿Por qué no resultó antes? ¿Qué irá a resultar ahora?

Lo más probable es que uno se niegue (nunca tan wueona) porque es de giles tropezar dos veces con la misma piedra.

Pero a veces la actitud es distinta, uno decide volver a ese estado de relación sin nombre porque le acomoda, porque la reflexión hace que te des cuenta que es mejor tener alguien “que te saque las telarañas” a no tener a nadie y andar llorando por los rincones.

Y sin querer te transformas en una perra fría, a la que no le molesta decirle a tu amigo “oye, no te emociones, si esto lo hago porque no puedo olvidar a otro” o “lo hago porque no tengo nada mejor que hacer”

Y de pronto tu amigo con ventaja comienza a decirte las cosas que esperabas que te dijera mucho antes. Y no te importa, te da lo mismo que te diga que eres linda, que eres inteligente. Sus palabras te entran y te salen por donde mismo.

¿Será posible que la historia se repita al revés? ¿Será parte de una Ley Universal esto de entrar y salir constantemente de un juego donde un día eres protagonista, luego antagonista y así te lo llevas per sé?

Me puse a escribir en busca de respuestas y al final tengo más preguntas que antes.

Envejecer con Dignidad

“Dejad que se noten las arrugas, me ha costado toda una vida que se vean” Anna Magnani, actriz italiana.

 

Muchas veces me he mirado al espejo y he tratado de imaginarme cómo me veré cuando esté realmente vieja. Asumo que mi piel no será tersa, mis párpados caerán, mi cuello se verá feo. No miento al decir que me estremezco de pensarlo, pero es la ley de la vida. A lo más espero que mis arrugas sean lindas.

Me ha calado hondo el caso de la ex mujer de Berlusconi, Verónica Lario, una italiana de cincuenta y tantos años que ha sido criticada hasta el cansancio por estar con unos kilitos de más, y por haber salido de su casa en una pinta poco glamorosa.

Hasta ahí nada extraño. Nada que la prensa del corazón y la farándula no digan a diario de la mayor parte de personas públicas. Lo malo fue que fueron y mostraron las fotos a distintos cirujanos plásticos para pedirles opinión.

Bajo ese escrutinio, la pobre de Verónica quedó como estropajo. Los cirujanos trapearon el piso con ella.

¿Qué derecho les da de decir cómo debe envejecer una mujer? ¿De verdad creen que una mujer debe entrar a un quirófano para envejecer? ¿Es eso envejecer o es un simple engañar a quienes me rodean para no verme de la edad que realmente soy? ¿Por qué vivimos pensando que debemos vernos jóvenes si cada edad tiene su encanto?

Cuando tenía 30 años me sentía de 40, hoy que tengo poco más de 40, me siento de 30. Pero cuando me miro al espejo veo que tengo 40, entonces conjugo lo mejor de los 40 con el ímpetu de los 30 y siento que llego a un equilibrio casi perfecto. Equilibrio que a veces se rompe.

Hace 4 años me quedé sin trabajo. Hasta el día de hoy resuenan en mis oídos las palabras de una amiga cercana “Gordita, si quieres encontrar trabajo tienes que bajar de peso” ¿Desde cuándo las aptitudes laborales van de la mano con la estética? Como tapaboca, al mes y medio ya estaba sentada en un nuevo puesto de trabajo.

Es una tiranía impuesta por no sé quién. Todos los días las mujeres nos volvemos locas para vernos más jóvenes, porque la cosa no pasa sólo por vernos bien (que es casi todos los días) sino, además, vernos con 20 años menos. Esta dictadura de la eterna juventud impuesta por los medios me tiene aburrida.

Hoy conversé con una amiga y me di cuenta que hace un año que no me como una sopaipilla ¿Por qué? Simple: porque hay que cuidar la dieta, cada caloría, gramo de grasa y lo que sea que te lleves a la boca cuenta. No puedes pasarte de las 1000 calorías diarias y una pequeña, insignificante, deliciosa, apestosa, maravillosa sopaipilla tiene alrededor de 400 calorías.

Para que decir esas sopaipillas ricas que venden en la calle, fritas con ese aceite usado mil veces que, más que aceite de maravilla, parece aceite de camión. Pero es ese mismo aceite el que le da ese sabor tan particular… y el color… bien amarillo, de ese amarillo que jamás veremos en el zapallo porque es puro colorante… y le pones encima pebre cuchareado, con harto jugo que te chorrea por los dedos mientras intentas secarlo con ese pedazo de papel que no seca nada… aaahhhh si, delicia suprema para mi mundano paladar.

¿En qué estaba? Ah sí, en que no me como una sopaipilla hace más de un año por cuidar lo que ingiero. ¿Y por qué? Porque si engordo no seré apta para un cargo en ninguna empresa, ni para que un hombre me mire con buenos ojos (aún delgada me miran con otros ojos, pero no importa, sigamos) y para qué decir para salir a comprar.

Tengo talla 44 o 46, dependiendo de las telas y la fabricación. Son tallas normales para el común de las chilenas y; sin embargo, en una ocasión entré en una tienda y la vendedora me dijo que no tenían tallas para mi. ¿Remedo de Pretty Woman? Podría haber sido, pero no tenía un mayordomo de hotel que me subiera el ánimo y me guiara en las compras. No recuerdo cuánto tiempo estuve sin ir a comprar. Me aterraba salir, ver ropa hermosa y creer que “no hay talla para mi”

Andá! Qué no soy obesa!

Veamos. Toda mujer quiere estar bien, pero ¿Será necesaria tanta parafernalia? ¿Tanto sacrificio? ¿Tanto perder lo esencial de cada edad porque estás muy gorda o muy flaca?

Estamos conscientes que hay que cuidarse, que un cuerpo sano es reflejo de una mente sana. (A lo mejor mi mente no está tan sana, pero eso es parte de otra reflexión). Con la vida que llevamos es tan difícil mantenerse bien. Me levanto a las 6:00 me voy antes de las 7:00 llego a las 19:30 y me desocupo a las 22:00 ¿A qué hora voy al gimnasio? ¿En qué minuto me preocupo un poco más de mi? Les juro que trato, por eso mi dieta es tan estricta: Es la única forma que tengo para no seguir engordando y no transformarme en una bola.

¿Y las cirugías? Tema mayor. Toda mujer tiene el derecho en pensar en los retoques ¿Será tan necesario levantarse las cejas, estirarse la cara, levantar los pómulos, respingarse la nariz, aumentar las pechugas, levantar el culo y marcar los abdominales? Hombre! Que soy una mujer de carne y hueso! No una Barbie!

Tanto nos han metido en la cabeza eso que tenemos que ser regias estupendas, que en otros países ya es normal que las niñas a los 15 años pidan una cirugía plástica de regalo. Sin ir más lejos, una compañera de mi hermana chica, recibió a los 18 años su primera liposucción como regalo de cumpleaños. Es lejos lo más aberrante.

Debemos envejecer con más dignidad. Si subimos de peso, asumámoslo y veamos la mejor forma de vestirnos para vernos siempre bien. ¿Nos salieron las primeras arrugas? Y qué más da! Tarde o temprano te llenarás de ellas ¿O quieres quedar con el rostro inexpresivo como Nicole Kidman? No, gracias, prefiero mis pequeñas líneas de expresión que trato se mantengan por varios años más, y cuando ya el ácido hialurónico no pueda más con ellas, pues tendrán que verse más notorias y punto.

No quiero ser como mi amiga que me trató de gorda, no quiero pasar por el quirófano tantas veces como ella, no quiero vivir sobre la falsedad del “estás regia” cuando las personas que la conocemos y rodeamos la queremos por lo que ella es, no por sus kilos de más o menos, ni por sus arrugas. Simplemente la queremos porque es ella. No quiero ilusionarme con que la gente me vea de 20 años porque no tengo 20 años! Tengo 40 años! Y soy feliz con mis 40 años!

Claro, debo reconocer que hoy día hay una presión mayor. Con eso de las MILF, los hombres más jóvenes creen que cualquier mujer de 40 es una Katty Ko, con un cuerpo envidiable y horrorosamente ardiente en la cama. Lo del cuerpo déjenlo de lado, lo de la “ardiente experiencia” bueno, materia de otro blog.

Basta del estereotipo machista donde las mujeres no pueden pasar la barrera de los 25 años ni de la talla 40, porque el 90-60-90 corresponde sólo a las medidas de una flaca desabrida, sin pechugas y sin culo.

Mañana voy por mi sopaipilla.

Bullying

El sábado estuve con una ex compañera del colegio. Me gusta ver a mis ex compañeras del colegio, fue toda nuestra niñez y adolescencia juntas, eso hizo que se formaran lazos muy fuertes que, hasta el día de hoy, no se ha podido romper.

Andaba con mi hermana chica. De pronto, no recuerdo por qué, hablaron del Bullying.

“Tu hermana es la prueba que, no importa cuánto bullying se le haga a una persona, siempre puede salir adelante” ¿Seré yo, Señor?

Pues sí, en ese momento recordé la cantidad de bullying que me hacian, porque sí, porque no, tal como lo grafico el sábado: había que burlarse de alguien y, como yo era tímida, era blanco perfecto para esta práctica.

No sé en qué minuto me volví fuerte, no sé en qué momento logré transformar esas burlas en risas. Lo único que sé es que estoy llena de gratos recuerdos de mi época de colegio.

Pero ¿qué pasa hoy día con el bullying? Hoy día no es sólo burlarse de alguien porque llegó con aros nuevos, cintillo nuevo, o porque se sabe la periódica de los elementos de atrás para adelante. Hoy día el bullying es brutal.

Golpes, agresiones físicas, no sólo sicológicas, agresiones que llevan a los jóvenes a pensar en el suicidio, en cambiarse de colegio, en sentir que de verdad no son nadie. Muchas veces profesores, inspectores y directores de colegios hacen oídos sordos porque la presión es tan grande, que no les queda otra que decir “el niño es quien incita a sus compañeros a que lo traten mal”

Horror. La victima pasa a ser victimario.

No hay respeto. De ahí creo que viene gran parte del problema. En los hogares los padres no se respetan entre ellos y enseñan conductas que los niños replican en los colegios. “Mi papá me dijo que si alguien me decía algo, le pegara” ¿Cuántas veces hemos escuchado eso? ¡Flor de padre! Pega primero y pregunta después.

Así no llegaremos a ningún lado. No hay diálogo porque en las casas no hay diálogo. No hay comprensión porque en las casas la gente se comprende cada vez menos. No hay tolerancia porque nadie se tolera y enseñan a no tolerar a nadie que piense o haga algo distinto.

Mis compañeras de colegio me molestaban, es verdad. Jugaban conmigo a ahorcarme (Sí, una lo hacía) Pero siempre después de todo, me abrazaban, me pedían perdón, nos reíamos juntas y caminábamos de vuelta a casa como si nada hubiese pasado.

Por eso siguen siendo mis amigas.

Iquique Versus Valparaíso

La primera quincena de Abril fue un desastre tras otro desastre para nuestro país. Todavía no dejábamos de temblar en el norte cuando se vinieron las llamas y arrasaron con una parte importante de la ciudad de Valparaíso.

Somos un país que nos levantamos rápido en relación a como otros lo hacen. Siempre se ha dicho que somos solidarios porque es en estos eventos cuando sacamos lo mejor y lo mostramos al mundo. No en el día a día, en esas condiciones creo que somos de los peores países.

Estuve leyendo a unas amigas quienes se enfrascaron en un gran debate por sobre qué ciudad había sido más afectada, si Iquique con el terremoto o Valparaíso con el incendio. En realidad el tema es muy discutible pues en ambos casos tenemos familias que se quedaron sin hogar. Claro, decía una, pero bajo los escombros del terremoto estaban los recuerdos de esas personas, en cambio bajo las cenizas sólo hay más cenizas.

1000 Casas en el suelo versus 12000 casas en el suelo. 1000 familias afectadas en Iquique, 12000 en Valparaíso.

¿Quién puede decir cuál de las dos tragedias es más grande?

Perdimos el norte con esto de las tragedias. Primero que nada, hay que estar en los zapatos de un Iquiqueño y luego de un Porteño para determinar la magnitud de la catástrofe. Segundo, jamás podremos dimensionar el dolor de uno u otro porque todos los que hablaron, a favor o en contra, lo hicieron desde la comodidad de sus casas.

Hubo tanta información llegada desde Valparaíso, tanta desinformación sobre lo que seguía pasando en el Iquique. Tanta gente que quiso ir a Valparaíso a ayudar y lentamente dejaron abandonado a Iquique.

Si bien es cierto que algunas Instituciones como la Armada de Chile y la Fundación Levantemos Chile siguió trabajando para ellos, quedó una sensación de vacío: como que el gobierno y los medios sólo tuvieron ojos para Valparaíso.

Tanto así, que no se demoraron nada en organizar eventos a beneficio de Valparaíso, artistas, canales de televisión, deportistas, todos se sumaron a diversas actividades que tenían un solo fin: recaudar ayuda para los damnificados de Valparaíso.

Mientras tanto en Iquique las personas seguían durmiendo a la intemperie, en precarias condiciones y sin ayuda de nadie.

“Tendremos que levantarnos solos” Fue lo que me dijeron. No podía creer que los hubiesen dejado tan abandonados. No veo muchas noticias a través de la televisión pero no fue difícil comprobar que lo que me decían era un 75% cierto. Lo que de por sí es un porcentaje bastante alto.

¿Por qué los dejamos abandonados? ¿La distancia? ¿El que no hubiesen niños llorando frente a la cámara cada vez que un periodista se aprovechaba del pánico?

La distancia jugó un papel importante, claro, era más fácil que los Santiaguinos se movieran hacia Valparaíso que a Iquique. Aún así, hubo poco apoyo de la ciudadanía a la tragedia de Iquique ¿Vieron si se movilizó la Cruz Roja, los Animalistas o alguien más? Pues no, o por lo menos no hubo información mediática que nos hiciera pensar cómo o con qué podríamos ayudar a nuestros compatriotas del norte.

Valparaíso necesitaba de nuestra ayuda tanto como Iquique, eso no se puede negar. Pero lo que hizo que montara en cólera fue la decisión del Alcalde de Valparaíso de botar 30 toneladas de ropa al vertedero.

¿No pensó que esa ropa podría servir para otras personas? “No tenemos gente para clasificarla” ¿No podía solicitar más ayuda? Tomando en consideración la cantidad de gente que se quedó con las ganas de ayudar porque tuvieron que restringir el acceso a los cerros siniestrados, más la restricción vehicular, ¿no se podría haber solicitado ayuda para esta clasificación, enviarla a Iquique o repartirla con gente que no perdió su casa porque no tiene casa y vive en la calle?

Si el día de mañana los habitantes de Iquique se alzan en contra del Gobierno, pues no se asombren. Ya el año 2007, para el terremoto de Tocopilla, los dejaron abandonados y ahora lo vuelven hacer.

Iquique o Valparaíso. Dos ciudades que necesitan ayuda, una más abandonada que la otra, una que sufre más que la otra.

 

P.D.: Para quienes se pregunten cómo ayudé. Lo hice en forma directa a dos familias de Valparaíso. En el caso de Iquique lo hice a través de la Fundación Levantemos Chile y hoy lo hago a través de este llamado de atención, recordando que Valparaíso no es la única ciudad que necesita nuestra ayuda.

El Poder de Twitter

No pude menos que detenerme a reflexionar sobre el verdadero poder deTtwitter y sobre lo que hacemos en ese espacio.

Varias veces me he enfrentado a gente que se ríe y me dice que Twitter no es la vida real. Obvio, todos quienes pululamos por ahí, sabemos que no es la vida real. Pero la refleja tan bien.

Para mi Twitter es como un gran cité, con muchas ventanitas por ambos lados, en varios pisos. Todos estamos ahí, asomados a nuestra ventana, comentando lo que ha ocurrido durante el día en diferentes ámbitos, damos nuestra opinión, debatimos, intercambiamos ideas, saludos, risas y penas. ¿Muy distinto de la realidad? Pues creo que no.

La semana pasada quedé impactada por un hecho que pudo haber quedado como algo completamente casual pero que hizo arder mi Time Line.

Acusaban a un tuitero de pedofilia.

Conocí a ese tuitero en persona, lo seguí por mucho tiempo y sabía qué tipo de persona era. Pero no sabía hasta dónde había llegado. Circuló una fotografía de una escolar en el metro con una leyenda un tanto… pedofílica por decirlo de alguna forma.

Pensé que era más inteligente. ¿Cómo subía esa foto con esa leyenda la misma semana que fue denunciada una persona por hacer lo mismo con escolares en el Metro? ¿Cómo tan poco tino, tacto y criterio? Se sintió seguro por tener su cuenta protegida. Era obvio que, frente a ese tipo de fotografía, alguna seguidora (sí, aceptaba sólo mujeres) iba a denunciarlo de alguna forma.

El tipo en cuestión inspiró varias de mis columnas y reflexiones pues me llamaba la atención su superficial forma de pensar para ser sicólogo. Grande fue mi sorpresa al enterarme de la verdad de su vida, aunque algunas cosas ya las sospechaba.

Coincidió que, un par de semanas antes, recibí un correo masivo de un ex tuitero recordando que ya no estaba en Twitter porque “esa no es la vida real”

¿Es tan distinto Twitter de la vida real? ¿Hasta dónde tenemos amigos “reales” y amigos “cibernéticos”? ¿Es factible crear una vida totalmente falsa en Twitter y mantener otra en la vida real?

Con este caso contesté varias de mis dudas. Primero que nada, Twitter se parece cada día más a la vida real, sus personas son capaces de encontrar autos robados, perros perdidos, denunciar injusticias, crear grupos de amigos que se juntan a tomar un café (real) y a conversar. Han sido capaces de llevar la vida real a Twitter y viceversa, lo que lo hace una experiencia muy gratificante, sobre todo cuando alguien te dice “quiero conocerte en persona”.

El tipo de relación que se entabla en Twitter es mucho más abierto y sincero que el que se mantiene en Facebook pues no hay miedo al “qué dirán” Eso hace que muchas personas se sientan seguras de decir y hacer lo que quieran.

Así es, Twitter no es más que un reflejo de nuestra descarnada realidad. Un lugar donde, por más que tratemos de ocultarlo, siempre nuestro verdadero yo saldrá a la luz, ya sea a la fuerza o en forma natural. Es un sitio para valientes, el que no aguanta se suicida reclamando que nunca fue comprendido, diciendo que todos son una porquería o que esa no es la vida real.

Y nunca se olviden: En Facebook le mentimos a nuestros amigos mientras que en Twitter somos sinceros con desconocidos.