Olvido

Olvidar es dejar de recordar, dejar de guardar en nuestra memoria. A veces recordamos que hemos olvidado “algo”, tenemos consciencia de eso pero a veces ese “algo” es tan insignificante que no lo pusimos debidamente en nuestra memoria. Los recuerdos olvidados no desaparecen, sino que son enterrados en nuestra memoria.

Los egipcios sabían muy bien de esto, se pasaron milenios buscando la mejor forma de no ser olvidados. Hicieron grandes monumentos con sus nombres grabados en ellos, tenían una fijación por no ser olvidados después de su muerte. Tanto era así, que cuando querían deshonrar por toda la eternidad a una persona, borraban su nombre de todas partes.

Curiosamente el faraón más famoso hoy día es justo el más poco importante en la historia de Egipto. Porque, hay que decirlo, Tutankamón no fue un gran emperador, fue “del medio” (reguleque dirían por ahí) Tuvo la suerte de haber permanecido intacto hasta nuestros días, junto a su tesoro.

¿Habrá algún castigo mayor que el olvido?

Cuando una persona querida nos olvida, es lo mismo que si estuviésemos muertas, peor aún, a los muertos se les recuerda y se les venera, pero a una persona que se le ha echado en el olvido… en ese cajón de la memoria donde está todo revuelto, donde nada es importante ¿será ese realmente el infierno?

Me aterra la idea que las personas que quiero me olviden. Me gustaría que siempre me tuvieran en su presente, pero no es fácil, hay factores que no siempre podemos controlar que hacen que, de una forma u otra, con el tiempo nos olviden.

Mi peor enemigo es el tiempo. Mientras pasa el tiempo sin saber nada de la otra persona, se va diluyendo entre los recuerdos hasta quedar en el cajón de los objetos perdidos. No importa cuántas veces juré que jamás lo olvidaría, las cosas que hice para no olvidar. El tiempo logró su cometido y me hizo olvidar.

No quiero olvidar ni quiero que me olviden. No quiero que me tiren en un cajón como objeto inservible. Quiero saber que no me olvidarán, quiero sentir que siempre me recordarán como lo que fui y lo que pude ser.

De otra forma el tiempo que dediqué a una persona fue en vano, no sirvió de nada, tiempo gastado en abrir mi corazón para que le echaran un vistazo, tomaran un par de cosas y luego lo dejaran ahí, tirado a la vera del camino.

Y, sin embargo, la posibilidad que yo lo haya hecho también son enormes. Y no es sino ahora cuando me doy cuenta de mis errores, de lo mala persona que he sido con otros al no recordar ni sus nombres.

Porque sería una gran mentirosa si dijera que recuerdo a cada uno de aquellos hombres con los que he estado. ¿Y si alguno se enamoró de mí y yo no me di cuenta? ¿Y si los rechacé sin darles una oportunidad?

Todo esto fue sólo para decir que el tiempo me está matando y que día a día recuerdo cada palabra, me torturo con ellas, muero con ellas y vuelvo a nacer.

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