Cuando soy buena

“Cuando soy buena, soy buena; pero cuando soy mala, soy mucho mejor” Marlene Dietrich

Las mujeres hemos evolucionado mucho en los últimos dos siglos. Antiguamente se tenía la percepción que la mujer era un ser débil que sólo servía para estar en casa tejiendo calceta y teniendo hijos. En algún punto oculto de nuestra historia esto cambió.

¿Habrá sido la extremada violencia en contra de la mujer que nos hizo reaccionar y empoderarnos de nuestro rol? No lo tengo claro pero hoy las mujeres hacemos lo que queremos y cuando queremos.

En general está bien, pero todos los extremos son malos. Esas mujeres que flamean a cada paso la bandera de la independencia femenina, el girl power o como le quieran llamar, son las mismas que en las noches apoyan su cabeza en la almohada y lloran en silencio por tener un hombre al lado.

Pues claro, defiendo la dependencia del hombre en forma moderada pues nadie me saca de la cabeza que el machismo del hombre es el que nos hace a las mujeres ser eso: más mujeres.

Me aburre la pará chora de algunas que consideran que ellas deben pagar las cuentas, abrir la puerta del auto y caminar a la par en todo rango de cosa. ¿No les gusta que las regaloneen? Nada mejor que te inviten a cenar, que te atiendan como reina y te lleven hasta la puerta de tu casa.

Pero ¡cuidado! Ya lo dije: todo extremo es malo. Cuando un hombre insiste mucho en todo esto, también lo echa a perder porque las mujeres no somos más que parientes directos de los gatos: vemos una presa, nos gusta, nos entretiene y en cuanto nos aburre lo tiramos para un lado.

Claro que eso no quiere decir que lo hayamos desechado, simplemente lo dejamos tirado por un rato, mientras nos entretenemos con otro “juguete” cualquier día volvemos a tomarlo, lo levantamos, lo tiramos contra la pared y ahí vemos si reacciona o no. Si reacciona, nos entretendremos con él un tiempo más y si no, ahí sí que viene la muerte final.

El machismo bien compensado con el feminismo es algo tan perfecto como el ying y el yang. El universo completo está basado en eso, en el balance perfecto de las fuerzas de la naturaleza.

¿Me pueden explicar por qué desde la revolución hippie que las mujeres luchan contra la corriente asumiendo que sólo ellas tienen el poder?

El poder es compartido, debe serlo para que el balance en nuestro universo se mantenga.

Dejen de quemar sostenes e insistir que solas pueden hacerlo todo, déjense querer por un hombre y compartan este poder con ellos. Dejen de ser siempre malas y de vez en cuando sean buenas también.

Si quieren jugar, háganlo pero con cuidado, ya que nunca se sabe cuando te pueden devolver la mano.

Y el Matrimonio ¿Cuándo?

Siempre hablo de lo extraño e incómodo que resulta ser soltera. Hoy me daré un festín con las solteras comprometidas pero que no llegan al Matrimonio.

En realidad ellas no difieren mucho de mí, sólo que tienen una esperanza más cerca que yo pues tienen una pareja estable. Pero ¿qué pasa con esas parejas eternas que no concretan nunca?

A mi edad he sido espectadora de varios tipos de mujeres: solteras felices, solteras infelices, solteras que se creen el cuento, solteras con parejas para pasar el rato y solteras con parejas con las que esperan concretar.

Pasados los 35 años, las mujeres que tienen una pareja con la que no han concretado nada más allá que una relación de noviazgo/pololeo tienen que tener en claro que si después de un tiempo él no les ha pedido irse a vivir juntos y menos casarse, eso jamás ocurrirá.

He visto muchos casos así y encuentro patético que la mujer no se dé cuenta que la madurez de su bien amado no le da para sentar cabeza. Al contrario, su bien amado sólo quiere mantener una relación eterna de noviazgo que le da la libertad que una relación más seria (Matrimonio o vida en convivencia) no le daría.

¿Por qué insisten una y otra vez en formalizar algo? Si después de  años él no ha formalizado nada, significa que nunca lo hará o que las probabilidades son cada vez más escasas, porque según pasan los años, él se siente más cómodo con esa relación.

¿Tener un hijo apresura esta decisión? Esa es quizás la peor decisión que una mujer pueda tomar. Un hijo JAMÁS asegurará el amor de un hombre. Él no te amará porque le diste un hijo (si es a la mala, peor) Él te amará por lo que tú eres y si antes no te pidió matrimonio o que te fueras a vivir con él, con un hijo tampoco lo conseguirás. Sólo conseguirás tener que verlo hasta el fin de tus días, sin importar en qué momento se produzca la ruptura definitiva.

Eso me hizo recordar a alguien que tenía dos hijos con la misma mujer pero no se había casado ni vivía con ella. Un día le dieron un cargo importante dentro de la empresa donde trabajaba y decidió casarse “por las apariencias”. Le dijo que se casaban pero que tenía que entender que ese matrimonio no duraría mucho. Se casó para separarse un tiempo después.

No tengan hijos para amarrar a un hombre. Si ese hombre no quiere estar contigo, irremediablemente un día volará.

Y no es que uno no sea la mujer perfecta para ese hombre, si nuestro macho recio no se ha hecho la idea de casarse, puedes ser la mujer maravilla pero él jamás te propondrá matrimonio porque simplemente no está preparado para eso.

¿Qué factores influyen en el compromiso? Estuve averiguando y según los sicólogos serían más o menos los siguientes:

AMOR

No importa cuánto te diga que te ama en esa primera fase del noviazgo, esto no significa que él esté listo para comprometerse. Indudablemente debe haber amor, pero el enamoramiento inicial se desvanece y a medida que pasa el tiempo salen a flote los defectos. No importa, si te quiere los defectos pasarán a segundo plano. Puedes darte cuenta de que te ama cuando él pone tus prioridades sobre las suyas. Las relaciones implican dar y recibir, pero el amor es más sobre dar.

ACEPTA TUS IMPERFECCIONES

No somos perfectos y no existe la ‘relación perfecta’. Por eso se necesitan madurez y tener experiencia en otras relaciones. Un hombre puede quedarse soltero el resto de su vida esperando la mujer perfecta. Si el hombre no está listo para empezar una relación, consciente o inconscientemente se enfocará en las imperfecciones, cualquiera que sean: “parece una reina de belleza pero tiene un lunar del tamaño de una uva al lado de la nariz, no lo soporto”. Así, creará una distancia y terminará por romper la relación.

CREE EN EL COMPROMISO

Aunque te diga que está comprometido contigo, sólo es posible saberlo si logra ‘aguantar’ esos aspectos negativos y periodos difíciles de la relación. Un hombre que quiere casarse estará dispuesto a asistir a terapia de pareja y a trabajar contigo para quedarse. Puedes saber que tan fiel es al compromiso cuando prometió sacar al perro a hacer pipí todas las mañanas y no flaqueó un sólo día.

QUIERE SER EL HOMBRE DE LA CASA

Aunque la percepción del hombre y de la mujer en el matrimonio no es la misma, en el fondo los hombres se preocupan por tomar ese rol. Gratch menciona que según una encuesta conducida por el National Marriage Project, un 47% de los hombres no se quieren casar hasta que no tengan casa propia y un 40% si no pueden pagar una buena boda. Por eso, puede que no te haya pedido matrimonio, no porque no te quiera, sino porque quiere poder ‘mantenerte’ como una reina.

SE CANSÓ DE JUGAR

Aunque no hay una edad específica para que los hombres quieran casarse, después de muchas relaciones superficiales sin sentido, sienten la necesidad de conectarse con alguien y ser amados. A esto se suma que todos sus amigos se estén casando y ya  no tienen con quien salir de fiesta y cacería como antes. En algún punto se cansan y ya no quieren levantarse junto a la que toca pagarle el taxi para que se vaya rápido en la mañana, sino que quieren despertarse junto con la que quieren compartir un poco más.

Darle un ultimátum no es la mejor salida. Amenazarlo con tu partida puede hacer que se encoja de hombros y decida seguir viviendo sin ti. Además debes pensar en tus propias prioridades y cuáles son las de él. Si él está estudiando, se está esforzando por ser mejor persona, ahí tienes que evaluar si sigues esperando o no. También puede ser que espere que tu lo acompañes al futbol el domingo, aún sabiendo que odias el futbol, si eso es más importante para él que tu, sale a buscar un nuevo hombre.

Como sea, si se te pasan los años y él no se decide, puede que sea tiempo que te replantees lo que realmente quieres: Una linda boda con un final infeliz o vivir tu vida feliz entendiendo que puedes serlo sin un hombre al lado.

El Poder de Twitter

No pude menos que detenerme a reflexionar sobre el verdadero poder deTtwitter y sobre lo que hacemos en ese espacio.

Varias veces me he enfrentado a gente que se ríe y me dice que Twitter no es la vida real. Obvio, todos quienes pululamos por ahí, sabemos que no es la vida real. Pero la refleja tan bien.

Para mi Twitter es como un gran cité, con muchas ventanitas por ambos lados, en varios pisos. Todos estamos ahí, asomados a nuestra ventana, comentando lo que ha ocurrido durante el día en diferentes ámbitos, damos nuestra opinión, debatimos, intercambiamos ideas, saludos, risas y penas. ¿Muy distinto de la realidad? Pues creo que no.

La semana pasada quedé impactada por un hecho que pudo haber quedado como algo completamente casual pero que hizo arder mi Time Line.

Acusaban a un tuitero de pedofilia.

Conocí a ese tuitero en persona, lo seguí por mucho tiempo y sabía qué tipo de persona era. Pero no sabía hasta dónde había llegado. Circuló una fotografía de una escolar en el metro con una leyenda un tanto… pedofílica por decirlo de alguna forma.

Pensé que era más inteligente. ¿Cómo subía esa foto con esa leyenda la misma semana que fue denunciada una persona por hacer lo mismo con escolares en el Metro? ¿Cómo tan poco tino, tacto y criterio? Se sintió seguro por tener su cuenta protegida. Era obvio que, frente a ese tipo de fotografía, alguna seguidora (sí, aceptaba sólo mujeres) iba a denunciarlo de alguna forma.

El tipo en cuestión inspiró varias de mis columnas y reflexiones pues me llamaba la atención su superficial forma de pensar para ser sicólogo. Grande fue mi sorpresa al enterarme de la verdad de su vida, aunque algunas cosas ya las sospechaba.

Coincidió que, un par de semanas antes, recibí un correo masivo de un ex tuitero recordando que ya no estaba en Twitter porque “esa no es la vida real”

¿Es tan distinto Twitter de la vida real? ¿Hasta dónde tenemos amigos “reales” y amigos “cibernéticos”? ¿Es factible crear una vida totalmente falsa en Twitter y mantener otra en la vida real?

Con este caso contesté varias de mis dudas. Primero que nada, Twitter se parece cada día más a la vida real, sus personas son capaces de encontrar autos robados, perros perdidos, denunciar injusticias, crear grupos de amigos que se juntan a tomar un café (real) y a conversar. Han sido capaces de llevar la vida real a Twitter y viceversa, lo que lo hace una experiencia muy gratificante, sobre todo cuando alguien te dice “quiero conocerte en persona”.

El tipo de relación que se entabla en Twitter es mucho más abierto y sincero que el que se mantiene en Facebook pues no hay miedo al “qué dirán” Eso hace que muchas personas se sientan seguras de decir y hacer lo que quieran.

Así es, Twitter no es más que un reflejo de nuestra descarnada realidad. Un lugar donde, por más que tratemos de ocultarlo, siempre nuestro verdadero yo saldrá a la luz, ya sea a la fuerza o en forma natural. Es un sitio para valientes, el que no aguanta se suicida reclamando que nunca fue comprendido, diciendo que todos son una porquería o que esa no es la vida real.

Y nunca se olviden: En Facebook le mentimos a nuestros amigos mientras que en Twitter somos sinceros con desconocidos.

Discriminación

Hoy corremos en tiempos en los cuales la palabra Discriminación está muy en boga. Es como si decir “He sido discriminado” corresponde a la ofensa más grande que le puedan hacer a alguien.

Te discriminan si eres blanco, si eres negro, si eres amarillo o morado. Te discriminan si eres más alta de lo normal, si eres más baja de lo normal, si eres muy gorda, si eres muy flaca. Te discriminan porque estudiaste en determinada Universidad o Centro de Estudios y no en otro. Te discriminan por el tipo de auto que tienes, Te discriminan por el tipo de trabajo que realizas (sin pensar que puede ser esa tu vocación). Te discriminan por cuánto ganas, por el lugar donde habitualmente vas de vacaciones. Te discriminan por el tipo de ropa que usas, por el Mall que visitas. En fin, si te pudieran discriminar por el color de uñas, ten por seguro que lo harían.

Yo me siento discriminada día a día por ser soltera y en este punto me voy a detener.

¿Por qué una mujer mayor de 35 años es SOLTERONA y un hombre soltero mayor de 35 años es UN CRÁ?

Es muy discriminatorio. Tengo el mismo derecho que el hombre de haber elegido o no ser soltera, pero no por eso me deben discriminar, al contrario, soy una mujer como cualquier otra. Pero pareciera que cuando uno dice que está en la soltería, las miradas cambian y un “ohh pobrecita” se siente en el aire.

Pero cuando un hombre mayor de 35 años dice que es soltero, las miradas (sobre todo las femeninas) se vuelven hacia ellos, con admiración, como diciendo “wuau, debe ser un Playboy”

Hombre Playboy: Sujeto con dinero, buena posición, interesante, con muchas mujeres a su haber y que puede hacer lo que quiera sin darle explicaciones a nadie.

Mujer Playboy: Conejita con poca ropa, cuerpo espectacular, sin ni una neurona, el dinero lo obtiene de los hombres, no le trabaja un día a nadie y debe darle explicaciones constantes al hombre que la mantiene.

¡Tremenda diferencia!

Pareciera que sobre las mujeres solteras hay una maldición. Tiempo atrás hice un experimento: Me fui de fiesta y cuando conocí a alguien le dije que era Separada, que tenía un hijo pequeño que lo había dejado con mi mamá. Me llovieron los hombres esa noche. Luego fui a otro lugar y cuando conocí a alguien le dije que era Soltera. Me costó un mundo sociabilizar, parece que se pasaron la voz y casi no me pescaron.

¿Acaso una Separada no es igual a una Soltera? A eso me refiero que es tan dueña de su vida como la segunda.

¿Qué pasa que los hombres huyen de una Soltera?

Se me vienen a la cabeza varias cosas. Entre ellas la típica frase “Si está soltera a esta edad es porque le falla algo” Y cuando dicen “le falla algo” se refieren específicamente a que uno es loca. ¿Loca por no haber aceptado a ningún hombre porque supo darse cuenta que en el fondo eran unos pasteles? Pues sí, parece que esa es la tónica.

Nadie se detiene a pensar que una Soltera lo puede ser por opción o porque no ha encontrado a nadie a su altura, a nadie que la haga sentir mujer de verdad y sigue en la búsqueda de ese ideal.  Nadie piensa en la cantidad de hombres que ha desechado por el camino, sólo piensan en la “falla de fábrica” que trae y que la mantiene en esa condición.

Imagino sus caras, con sus cabezas levemente inclinadas a un lado leyendo esto, pensando que estoy equivocada pero les puedo asegurar que más de alguna vez ustedes mismos han pensado esto sobre una Soltera o han estado en una conversación donde han hablado así de una Soltera.

Ser soltera tiene sus cosas buenas y malas, detalles que hoy día no vienen al caso. De todas formas soy una convencida que una Soltera siempre buscará un hombre que la haga feliz. Y no es malo, no reconocerlo sería malo. El otro día me criticaron por estar en esa eterna búsqueda y en vedad no tiene nada de malo.

¿Acaso uno de los fines últimos de todo ser humano no es la búsqueda constante de la felicidad?

P.D.: Me dijeron que a los hombres solteros también los discriminan “Soltero maduro, maricón seguro” ¿Será así?

¿Cómo me veo?

Las mujeres siempre nos preguntamos cómo nos vemos. Reflejamos en esta frase un inseguridad a prueba de todo.

Esta inseguridad no es precisamente por no gustarle a los hombres, sino más bien es uno de los pocos síntomas que aún nos quedan de la época prehistórica.

Claro, porque cuando el hombre no conocía el desodorante y las mujeres la depilación la cosa era muy distinta, había que luchar por sobrevivir en un mundo hostil. Bueno, eso no quiere decir que hoy no sigamos haciendo lo mismo, en realidad seguimos luchando por sobrevivir en un mundo hostil pero de una forma muy diferente. Hoy las metas son otras.

En la prehistoria la meta era aparearse y para eso los hombres desplegaban todo su poderío, saltaban, gritaban, corrían, demostraban ser fuertes… bien, muchas deben pensar que siguen haciendo lo mismo y sí, siguen gritando, corriendo, golpeándose el pecho. Son lindos los monitos ¿no?

Bueno, las mujeres desde esa época luchamos por sobresalir de la manada, de vernos mejor que la otra. Esa es nuestra competencia y por eso la frase “cómo me veo?” debe haber sido la primera frase que dijo la mujer en el mundo.

En esta prehistórica competencia nos olvidamos de quienes somos en realidad y no nos vemos al espejo. Aún cuando lo hagamos, miramos pero no observamos.

¿Me explico? Puedo estar todo el día mirando un árbol pero no darme cuenta de sus diferentes tonos de verdes, ni de las hormigas que suben por su tronco. Claro “vi un árbol” pero no lo “observé” Eso es lo que nos pasa a las mujeres.

En esta lamentable carrera que lo único que hace es bajarnos la autoestima, nos olvidamos de observarnos, sólo tenemos en mente ser mejor que la vecina de escritorio y parecernos lo más posible a una modelo.

Pero las modelos no son mujeres reales, a la mayoría la pasan por photoshop antes de publicar sus fotos y las de pasarelas pasan semanas sin comer para entrar en vestidos que a ninguna mujer normal le quedaría. Con horror leí esta semana que una ex editora de una revista de moda contaba como las modelos comían pañuelos desechables para sentirse satisfechas y así mantener el peso.

Ni una de nosotras es así. Tenemos familia, trabajamos 8 horas diarias y hacemos miles de cosas en una semana. Necesitamos alimentarnos (sano eso sí) pero no siempre tenemos ni el tiempo ni el dinero para pasar en el salón de belleza, el gimnasio e inclusive en el quirófano un par de veces al año.

Soy una mujer que pasó toda su niñez sintiéndose gorda porque sus cercanos le decían cariñosamente “gordita” y porque las compañeras de colegio acentuaban esa sensación riéndose de mi “cintura de huevo” He vivido en dietas desde más o menos los 15 años y pasé por la tortura de un gimnasio cuando jamás me ha gustado la actividad física. Sudar no es lo mío, o por lo menos no de esa forma.

Un día conversando con un amigo de niñez me quejé que siempre había sido gorda. Me quedó mirando atónito “jamás has sido gorda, al contrario, eras de las más flacas y con el mejor cuerpo” Lo quedé mirando y le dije que ellos mismos eran los que me habían dicho gorda desde los 10 años. Lo decían para molestarme, no porque lo fuera. No podía creer que por una estupidez de su parte había hecho que su amiga creciera con un complejo de esa naturaleza.

A pesar de esa conversación que me dejó muy pensativa, seguí año tras año luchando por parecerme a una modelo. Pero la edad y los cambios de hábitos cada vez más sedentarios hicieron estragos en mi cuerpo.

Hace 3 años quedé sin trabajo y tuve que comenzar de 0 a buscar un nuevo trabajo. Entonces una “amiga” me dijo que si no bajaba de peso difícilmente iba a encontrar trabajo. No sé qué tenía que ver el peso con mi desempeño laboral, el hecho es que me demoré un mes en encontrar trabajo y jamás me preguntaron mi peso.

Con el paso del tiempo comencé a amar mis pechugas, son lindas, aún están orgullosas mirando al cielo y eso a mi edad es mucho decir. Pero hubo un detalle la semana pasada que me hizo dar cuenta de verdad lo linda que soy.

Estaba “jugando” con un amigo y quise enviarle una foto más picante, entonces fui al baño, me bajé los pantalones y tomé una foto de mi trasero. No se imaginan mi desconcierto al ver esa foto. Mi trasero era lindo y nadie me lo había dicho.

A lo mejor alguien me lo había dicho pero no lo había creído. Ver para creer…

Lo vi redondo, liso, hermoso. Nada que envidiarle a esos traseros con bisturí que vemos a diario en la televisión.

Ahí me di cuenta que a pesar de todo mi cuerpo es lindo, mis pechugas son lindas, mi piel blanca es hermosa, mi trasero es redondo, mi cintura es perfecta para mis caderas, mis piernas tan largas que me llegan hasta el suelo.

Por primera vez me observé en el espejo y me encantó lo que vi. Descubrí que eso es lo que ven los hombres cuando me ven caminar por la calle, esa sensualidad de mis formas redondeadas que yo jamás había visto.

Ahí entendí también que cuando un hombre me corteja y quiere llegar a la cama conmigo, no quiere a una modelo porque sabe que no está cortejando a una modelo raquítica, sino que está cortejando a una mujer de más de 40 años que puede ser incluso más sensual que una modelo.

A puertas cerradas jamás un hombre me ha hecho un comentario por la celulitis, ni por la flacidez, menos por las estrías. Al contrario, se han centrado en descubrir cada centímetro de mi piel con su boca y han tratado de adivinar cuáles son mis sensaciones cada vez que me tocan y eso ha sido y siempre será lo mejor del sexo.

De hoy en adelante la frase “cómo me veo?” sólo la usaré para no romper con los cánones establecidos por la sociedad en cuanto a la vestimenta, pero nunca más para ver si alguien me dice “pareces una modelo”.

Soltera y… ¿Feliz?

“Feliz tu María Pé que sigues soltera y no tienes que aguantar un hombre mal genio a tu lado”

 No sé cuántas veces e tenido que escuchar esa frase. Las casadas insatisfechas insisten en decírmela de tiempo en tiempo y como que me he acostumbrado a escucharla. Aún así, siempre creo que están algo equivocadas.

 Si bien es cierto que a mi edad ya no estoy para planchar calzoncillos, también es cierto que cualquier soltera de mi edad en lo más profundo de su ser quisiera despertar con un hombre al lado.

 Tengo muchos amigos solteros, de ambos sexos. No hace mucho una de mis amigas declaraba a viva voz que era la mujer más feliz del mundo. Con un departamento, un buen trabajo, sin hijos, sin pareja. También un amigo me dijo que era feliz, hacía lo que quería, iba a fiestas, no se involucraba sentimentalmente con nadie, con buen trabajo.

 Pero a ambos (y me incluyo) les hace falta algo. Porque uno puede salir sin dar explicación del lugar donde va o con quién se va a juntar, puede comprarse la ropa que quiere sin remordimientos, pero falta lo más importante.

 Porque es en las noches, en la soledad de las cuatro paredes de nuestra habitación, en la extensa frialdad de las sábanas arriba de una cama de dos plazas donde nuestra realidad se hace presente.

 Es en las noches cuando echamos de menos un abrazo, una caricia, sentir el calor de otra persona a nuestro lado.

 Porque no hay nada más rico que acostarse al lado de alguien, hundirse entre sus brazos, sentir ese olor y calor reconfortante. Sentir caricias que recorren tu cuerpo que pueden terminar o no en una buena sesión de sexo que relaje tu cuerpo y tu alma, te prepare para un sueño reparador.

 Por eso cuando me dicen que son solteros y felices no les creo nada. Porque sé que enb más de una oportunidad miran al lado a esa pareja feliz que camina de la mano y se preguntan cuándo les tocará a ellos.

 No dudo que es complicado estar al lado de un hombre que con sus mañas y obsesiones nos puede hacer ver la vida de a cuadritos de vez en cuando, pero tampoco es bueno estar completamente sola. Debiera haber un balance entre ambas cosas. Pero no se puede vivir eternamente de amigos con ventaja que solo están dispuestos a tener un buen sexo sólo por sexo. Las mujeres necesitamos más, siempre más.

 Amor, calor y sexo. Eso es lo que necesitamos, sentirnos que pertenecemos a alguien, sin importar defectos, sólo mirando virtudes.

Dime lo que quieres

Las mujeres somos complicadas, unas soñadoras que creen que todo ocurre como en los cuentos de hadas.

Siempre me he preguntado si aún me puedo querellar contra los Hermanos Grimm, Andersen y Cía.

Cuando nuestras mamás y abuelas nos leían estos cuentos nos hacían creer que los hombres conocían exactamente cuáles eran nuestros deseos, sueños y necesidades.

Nada más alejado de la realidad.

Cuando una mujer le dice a un hombre “Te Amo” espera que su pareja responda de la misma forma, pero la realidad es muy distinta, no siempre recibimos la respuesta que queremos de vuelta.

Y se inician los roces y peleas entre la pareja.

La forma de pensar y reaccionar de las mujeres es tremendamente compleja. Al contrario de los hombres que es tremendamente simple.

Al decir simple no me refiero a que sean tontos, por favor no confundir las cosas.

Los príncipes de los cuentos siempre sabían qué quería su princesa y le daban lo que ellas querían.

Nosotras nos quedamos horas, días, incluso semanas esperando que nos inviten a “ese” restaurante o nos compren “esas” flores.

Seamos sinceras, ni un hombre anda con la bolita de cristal bajo el brazo como para pasarse la vida adivinando lo que queremos.

¿Qué tal si les decimos que queremos ir al restaurante de moda? ¿Qué tal si les decimos que nos gustaría recibir flores de su parte?

¿Tan orgullosas somos? ¿O simplemente nos pasamos la vida esperando, midiendo, cuestionando y evaluando cuánto nos quieren o conocen nuestras parejas?

Si yo no le digo al energúmeno que tengo al lado qué flores quiero, dónde quiero ir y qué quiero hacer, difícilmente él me dará en el gusto.

Comunicación. Palabra clave, muy usada pero poco practicada.

A puertas cerradas es lo mismo, son muchas las parejas que no son capaces de decirle al otro cómo les gusta que los toquen, cómo sienten más satisfacción a la hora del sexo.

¡Es tan importante! La vía a una vida sexual completa es no tener miedo a decir lo que nos gusta o no en la cama.

Es que nos enseñaron que el sexo era tabú y no se podía hablar de ello.

Me quedo pensando ¿Cómo sería ser mujer hace dos o tres siglos atrás? En esa época tenías dos opciones: o te casaban con cualquier buen prospecto o eras obligada a meterte de monja.

¿Habrían mujeres satisfechas sexualmente hablando? ¿Se atrevería alguna a decirle a su hombre que le gustaba más en la posición de perrito que la del misionero? ¿Serían las prostitutas de la época las únicas capaces de desarrollar en libertad su sexualidad o ellas también estarían sólo a merced de los deseos de esos hombres?

Como sea, no es un misterio que la peor posición sexual es la del misionero, según estudios ni siquiera es la mejor posición para procrear. Tampoco es la posición que de más placer.

Y si no es la posición que nos da más placer ¿por qué dejamos que nuestros hombres insistan con ella?

Moraleja: ¡Comuníquense si quieren ser feliz!

Valentín, Dónde estás?

Todos los años febrero se transforma en una tortura para novios, pololos, parejas y también para los solteros.

Mientras los medios de comunicación nos bombardean con la “Promoción del Día de los Enamorados” los que de verdad se sienten así corren a las tiendas a comprar globos con forma de corazón, chocolates, flores… los más osados compran ropa interior y uno que otro adminículo encontrado en una tienda sex shop.

Me carga San Valentín!

A los solteros no nos hace ni una gracia este día. Nos revolcamos cada vez que vemos un ramo de flores. Peor si el que lo lleva es un tipo con cara de estúpido.

Pero sonreímos, hacemos como que no nos importa. No falta el desubicado que pregunta si tenemos alguien oculto por ahí que nos vaya a enviar flores.

–          No lindo, a mi no me gustan las flores…

Decimos cínicamente mientras miramos el hermoso ramo de rosas rojas que le acaba de llegar a nuestra compañera de trabajo.

Es un martirio, reconozcámoslo. Ni siquiera puedes mirar las noticias en la noche porque dan todo un segmento mostrando parques y plazas atiborradas de acarameladas parejas “celebrando” tan magnánimo día dedicado al amor.

¿Por qué tiene que haber un día al año en el que las parejas se declaran su amor? ¿No sería más lógico que todos los días fueran el día del amor para ellos? ¿Y qué pasa con esas parejas que se agraden física y sicológicamente entre ellas? ¿Se harán regalos para este patético día?

Muchas preguntas sin respuestas.

Siempre tengo muchas preguntas y pocas respuestas. Lo sé, puedo ser exasperante.

Después de haber pasado todo el día esperando en secreto que el próximo ramo de flores llegado a la oficina sea para ti y que finalmente tipo cinco de la tarde tiraste la esponja, te resignaste a que nadie se acordó de ti. Después que tuviste que soportar las noticias de la noche con una carga emocional inmensa, con esos reportajes melosos con imágenes de parejas, donde te cuentan el noble origen histórico de esta fecha vienen las películas.

Año Bisiesto, 27 vestidos,  Comer Rezar Amar, Verdaderamente Amor, Orgullo y Prejuicio… creo que esas son las más manoseadas. No importa qué canal nacional o internacional pongas, en todos están dando películas dedicadas al amor.

En el paroxismo de la frustración por estar sola comienzas a auto convencerte que estás super bien sola, que no necesitas a nadie a tu lado, que mejor sola que mal acompañada.

Pero en el fondo de tu corazón sabes la verdad: Necesitas a alguien que esté a tu lado, alguien que te preste su hombro para llorar, alguien que preste su oído para escuchar, alguien que preste sus manos para acariciar y hacerte sentirte mujer. Alguien con quien pelear porque hasta las peleas son mejores cuando son de a dos.

Te resignas, te das vuelta, abres tu velador, sacas tu vibrador y celebras con lo único que te queda: Tu misma.